En la esquina entre Lexington
Ave y la veintiséis me encontré con Dee Dee. En ese momento me dije a mi
mismo - vale, el es un Ramone, pero los dos somos unos putos yonkis.
Por un momento el horizonte de nuestras miradas coincidió. Ninguno
reaccionamos, cualquier posibilidad de charla quedo lastrada por un muro
toxico. Un síndrome de abstinencia brutal, hecho de sudor frió y
temblores.
El "notas" se agitaba de un lado para otro inquieto,
como un ratón atrapado en una urna de cristal. Llevaba las manos en los
bolsillos y el cuello encogido en su chupa de cuero, en un vano esfuerzo
por entrar en calor, la imagen era más punk, que cualquiera de sus
canciones. Poco a poco fui saliendo de la estupefacción previa de este
peculiar encuentro, el mono empezaba a "pajearse" en mi organismo.
El tipo con el que había quedado hace veinte minutos no daba señales de
vida. Cada minuto miraba a los dos lados de la avenida con la
profundidad de un águila, por si reconocía en alguna alma nocturna y
podrida de la fauna nocturna neoyorkina el típico balanceo que hacen al
andar los “negratas” neoyorkinos. Tras unos minutos que parecieron
eones, me pareció reconocer a lo lejos a mi hombre; efectivamente era
el. Con una mueca, con propósito de sonrisa intente abordarle con los
"jurdeles" en la mano, pero una sombra se me adelanto.
Cuando me
quise dar cuenta el puto Dee Dee, ya esta chocando las manos con el
tipo. Decidi esperar a que le "despachara" el tema, para pedir lo mió.
No pasó ni un minuto, cuando Dee Dee se marcho triunfante con su dosis
de mierda camuflada en su "huevada". El "camello" ante mi sorpresa me
ignoro, se giro y encamino sus pasos hacia la veintiséis - !Me toca a
mi! le dije al notas cogiéndolo del brazo con la escasa fuerza que me
quedaba. -¡Jodete tio!, lo ultimo que tenia se lo he vendido al tío que
se acaba de ir, no lo conoces es Dee Dee de los "Ramones", es mas yonki
que tu, se acaba de llevar los últimos cinco gramos que me quedaban, así
que vete a tomar por el culo y pasar el mono en cualquier portal,
mañana si quieres quedamos-. Tras decir esto, se giro con toda la
majestuosidad de un rey del lumpen, dejándome clavado sin posibilidad de
reaccion por mi parte.
-!Joder! !Joder! comencé a gritar
pateando como un niño todo lo que pillaba a mi paso. Tras unos minutos
de ira y mugre, decidí doblar por la veintiséis, por si podía apañar
algo de la mierda que vendían los puertorriqueños en la catorce. Justo
al doblar la esquina, me encontré agazapado entre un ford lincoln y un
“chevi” destartalado a Dee Dee. Se acababa de pegar un buen chute,
supongo que bordeando la sobredosis, ya que balanceaba su cabeza de un
lado a otro, con los ojos en blanco como si intentara mirar su propio
cerebro. Aproveche el momento, sin el menor sigilo me situé detrás de el
y comencé a rodearle el cuello con mi brazo, mientras le metía la mano
en sus “pelotas” buscando la bolsita con el caballo, tras manosearle
varias veces la polla, me hice con el "tesoro", y salí corriendo con el
caballo en la mano.
Tras chutarme en mi casa, vino la lucidez tóxica y
posterior reflexión sobre lo ocurrido durante la noche Solo pude obtener
una reflexión, la drogodepencia como acto de democracia absoluta.
!Tio!, era un Ramone, si pero un yonki de mecha corta como yo.
Texto: Alejandro Daza Iglesias.
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