martes, 13 de mayo de 2014

Ruido de tablas. Crítica. 'El Jardín'.

Enmarcada dentro del Festival Surge, se presento en el TDA la obra ‘El Jardín’. Propuesta que sitúa al espectador como testigo de una clase de interpretación, mas en concreto: la última clase de un grupo de jóvenes, en la que se el profesor y sus alumnos representan y reflexionan sobre ‘El Jardín de los cerezos’ y Chejov.

 El ‘Jardin’ es  una obra que pretende acercar a un público más generalista la obra de Chejov, no siempre accesible, poniéndonos en la piel de unos muchachos cuyas personalidades, deseos e inquietudes se funden acertadamente –la mayoría de las veces-, con la intensa obra ‘chejoviana’. Esta vertiente didáctica, excesiva en ocasiones, junto con la larga duración de la obra, hace que en ocasiones mire mi reloj. Por supuesto que es loable mostrarnos y enseñarnos Chejov a los que precisamente no somos conocedores de su obra en profundidad-como en mi caso, pero si el espectador es del tipo de público más erudito y conocedor de la obra del genio ruso, el matiz didáctico les puede llegar a hacer perder el interés.  Atracción que sin dudarlo se conseguiría dando más ‘cancha’ a las tramas y subtramas -  menos obvias, más implicitas-  que generan las relaciones entre los alumnos, porque aunque ligeramente esbozados, cada personaje muestra un perfil claro y bien resuelto, siendo esto uno de los puntos fuertes de la obra.
Como he indicado anteriormente los personajes son interesantes, con una gran entidad, y reconocibles a la perfección, esto se debe al buen papel que hacen los chicos, con unas interpretaciones naturales y creíbles. Todo funciona a la perfección en ellos, tanto individualmente como colectivamente, mostrando entendimiento y coordinación plena durante los diálogos. Es bonito verles interpretar, mirar en sus líneas de texto la expresividad y gestualidad, y cuando llega la replica al compañero, seguir interpretando fuera de plano, mostrando en cada gesto, movimiento o aspaviento una gran muestra de ‘sub-interpretación’, que siempre es complicada, ya que muchos actores cambian en ocasiones su expresividad, pasando a un gesto neutro cuando el público cree que no mira. Mención especial a la actuación de El papel de Agustín Sasian, que en su papel de profesor- ningún plasta o loco idealista típico- , se agradece, da todo un recital de mesura y naturalidad, ofreciendo un rol de profesor totalmente veraz, sin granlocuencias místicas ni consejos existenciales hacia sus alumnos.

Los extractos del jardín de los cerezos, con la lógica y mínima escenografia que puede ofrecer un aula, están representados con una admirable solvencia. Eligiendo además los que ofrecen los parlamentos y diálogos mas ilustratórios de la personalidad del autor y de obra original. Mención aparte, por emotiva y clarificadora del  Chejov ‘humano’, es  la lectura de las últimas epístolas del dramaturgo a su familia y al tan mencionado Stanislavsky. Que ofrecen un bello retrato intimista de este genio de las tablas.

Muy recomendable, una obra que pulida y recortada la parte didáctica y temporal, tendrá sin dudarlo un largo recorrido. De todos modos una obra muy digna que la sitúa por encima de la media de lo visto hasta hora en Surge.

Ficha artística.

Dramaturgia y texto: Rebeca Ledesma.
Reparto: Beatriz Barreiro, Carlos Mestanza, Rey Montesinos, Lucia Padilla, Maria Prendes, Alejandro Roselló, Arwen Sanchez, Agustín Sasian, José Sospedra.

Cuanto: estreno 8 de mayo. J,V de mayo a las 22:30, sábados a las 20:00.
Donde: Teatro del Arte. Calle San Cosme y San Damián, 3.
Cuanto:  12 euros, entradas aquí.

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