La chica de la agencia de viajes nos dijo
que había piscina en el apartamento.
Muy recomendable divertida, caústica, retrato lucido y deformado de nuestro actual contexto solcio-económico. Risas grantizadas!!!
Muy recomendable divertida, caústica, retrato lucido y deformado de nuestro actual contexto solcio-económico. Risas grantizadas!!!
El Conde
de Torrefiel estrena en Madrid su última creación, en el marco del XXXI
Festival de Otoño a Primavera. Tras su paso por Teatro Pradillo en 2012
con Escenas para una
conversación después del visionado de una película de Michael Haneke,
la compañía regresa ahora con La
chica de la agencia de viajes nos dijo que había piscina en el apartamento, una
obra sobre la banalización del peso político de la historia, la materialización
y el consumo extremo que caracterizan a todas las clases sociales del mundo
desarrollado: tendencia insaciable que provoca una insatisfacción crónica y un
cinismo automático, resultando destructiva para las cualidades humanas y su
supervivencia en la compleja realidad del progreso.
La chica de la agencia de viajes nos dijo que había piscina en el apartamento se sitúa, aparentemente, en el contexto estival, tiempo que se convierte en otra forma de tiempo, independiente y excepcional, permitiéndonos vivir experiencias únicas que se constituyen como un universo paralelo pensado principalmente para saciar nuestra idea de felicidad. Desde este contexto se construye una partitura en la que cuerpos, palabras y sonidos crean ambientes indefinidos que se debaten entre lo banal y lo extraordinario. La obra propone dejar de lado una experiencia estética complaciente para dar paso a una forma más ambigua, y consolidar así una relación erótica entre aquello que se ve y lo que se cree ver.
La chica de la agencia de viajes nos dijo que había piscina en el apartamento se sitúa, aparentemente, en el contexto estival, tiempo que se convierte en otra forma de tiempo, independiente y excepcional, permitiéndonos vivir experiencias únicas que se constituyen como un universo paralelo pensado principalmente para saciar nuestra idea de felicidad. Desde este contexto se construye una partitura en la que cuerpos, palabras y sonidos crean ambientes indefinidos que se debaten entre lo banal y lo extraordinario. La obra propone dejar de lado una experiencia estética complaciente para dar paso a una forma más ambigua, y consolidar así una relación erótica entre aquello que se ve y lo que se cree ver.
El Conde de Torrefiel. Pablo
Gisbert y Tanya Beyeler encabezan el proyecto artístico El Conde de
Torrefiel, cuyas piezas escénicas son el resultado de una oscilación
entre literatura, artes plásticas y coreografía que busca trascender los
parámetros del lenguaje verbal. El Conde de Torrefiel configura sus
piezas a modo de entregas, discursos o hipótesis circunstanciales
limitadas temporalmente, que sirven como piquetes en el camino; un
recorrido que se dirige a responder a una pregunta más grande: ¿cómo
traducir en escena la realidad contemporánea?
Cuando: desde el 27 de noviembre al 1 de diciembre y del 5 de diciembre al 8 de diciembre , a las 21:00.
Donde: Teatro Pradillo.
Cuanto 12 euros, entradas aquí.
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